HISTORIA DE LA MATANZA DE 1907 EN IQUIQUE


Introducción:

1907 Se transformó en un año critico. Gobernaba el país Pedro Montt. La moneda se depreció considerablemente, que llegó a valer apenas 8 peniques. Los artículos de primera necesidad y otras mercaderías alcanzaron subidos precios. Un gran malestar se produjo en los trabajadores. Se estimó necesario estabilizar el valor de la moneda. El Congreso por Ley de Agosto de ese año autorizó la contratación de un empréstito para completar el fondo de conversión del desvalorizado papel moneda y su reemplazo por moneda de oro.

La industria salitrera estaba sujeta a una nueva combinación, con la finalidad de establecer la limitación de la producción para obtener un mejor precio para el nitrato de sodio. La situación de la industria era floreciente. Se estaban construyendo nuevos establecimientos salitreros, en su mayor parte ubicados en la provincia de Antofagasta. El estado obtenía abundantísimos recursos generados por la Renta del Salitre.

En noviembre de ese año laboraban en los distritos salitreros de Tarapacá y Antofagasta cerca de 40.000 operarios, de los cuales 13.000 eran extranjeros: bolivianos y peruanos en su mayor parte. La provicia de Tarapacá, según el censo de población levantado el 28 de noviembre de 1907, tenía 110.000 habitantes. En Iquique vivían en la economía tarapaqueña una preponderante participación e influencia. La depreciación monetaria produjo malestar en Iquique y las salitreras. Era inevitable que se producieran movimientos huelguísticos, como único recurso para lograr mejoras económicas y así hacer frente a la carestía de la vida. El encargado de negocios de Gran Bretaña, que visitó los distritos salitreros poco antes de Diciembre, dió a conocer en un despacho al Ministerio de Relaciones Exteriores de su Majestad, que probablemente esta situación daría origen a conflictos laborales en las salitreras.

I.- Estalla la Huelga

El 4 de diciembre los trabajadores de la Empresa de los ferrocarriles Salitreros se declararon en huelga, la cual finalizó al accederse a su demanda de pagarles sus salarios al cambio de 16 peniques. El 9 de diciembre las cuadrillas de las casas salitreras del puerto paralizaron sus labores reclamando también se les pagara al cambio de 16 peniques. Su petición fue rechazada, pues los patrones sostuvieron que ya anteriormente habían obtenido aumentos en sus salarios.

Parecía que era solamente una huelga más decretada por esos trabajadores. Pero pronto recibio respaldo en la pampa, el que vino del cantón de Alto San Antonio. La huelga se hizo presente en la Oficina San Lorenzo el 10. El Cónsul Británico afirma que los obreros que allí laboraban recibieron la visita de una comisión de los huelguistas iquiqueños. Una columna de pampinos de ese centro salitrero se dirigió a la vecina Oficina Santa Lucía, que paralizó sus faenas. El movimiento halló luego apoyo en otras Oficinas del señalado distrito. El 13 de diciembre llegaba a Iquique el crucero Blanco Encalada, enviado por el gobierno para quedar de estación en el puerto. Por el 14 de diciembre los trabajadores de unas 30 oficinas habían parado sus labores y gradualmente empezaban a congregarse en diferentes puntos sobre la red ferroviaria salitrera y comenzaban lentamente su movimiento en dirección a Iquique.

Los operarios ahora venían al puerto para que sus dirigentes trataran con las autoridades y salitreros sus demandas. Este nuevo procedimiento obedecía al deseo de que se escucharan debidamente sus aspiraciones, en vista del fracaso de sus peticiones anteriores ante las autoridades. El 14 la alcaldía decreto la suspensión hasta nueva orden de los espectáculos públicos y la clausura de las cantinas. El 15 llegó temprano a la ciudad una númerosa cantidad de pampinos, procedentes del cantón de Alto San Antonio. Los huelguistas fueron alojados en el hipodromo, donde la autoridad hizo colocar fondos de café, pipas de agua y buena cantidad de pan fresco para satisfacer sus necesidades tras el agotador viaje desde la pampa a la costa. El Intendente de la Provincia era el abogado Julio Guzmán García, que subrogaba al titular, Carlos Eastman, que se encontraba en Santiago. La jefatura de la División Militar la desempeñaba en forma interina el Coronel Agustín Almarza. El General Roberto Silva Renard, titular, también se encontraba en la capital.

Los dirigentes de los pampinos se entrevistaron con la primera autoridad interina, a quien le informaron sus demandas. Guzmán García les expresó que la autoridad tenía el deber de escuchar con atención y de poner lo que estuviera de su parte para stisfacer de una manera conveniente las presentes dificultades. Les hizo ver sus satisfacción por el orden mostrado por los obreros a su arribo a la ciudad. El Comité Directivo de los Calicheros le manifestó que el orden no sería alterado en ningún caso. El Intendente les manifestó que el clima pacífico favorecería el estudio de su petición, pero les advirtió que serían reprimidas con energía las manifestaciones contra el orden, las personas y la propiedad. Les insinuó presentaran un pliego de peticiones para conversar con los representantes de las compañias salitreras sobre éste y buscar el mejor arreglo dentro de los derechos de los obreros y de los intereses comunes. El mandatario provincial en una nueva conversación les propuso una tregua de 8 días para permitir que todos los salitreros se pudieran reunir y estudiar sus demandas, buscando una solución armónica, debiendo regresar a la pampa a reanudar sus faenas. Sólo quedaría en la ciudad una comisión para las negociaciones. De no llegarse a un arreglo, quedarían en libertad de reiniciar el movimiento. Los pampinos contestaron que no regresarían a sus Oficinas hasta no recibir una contestación definitiva a sus peticiones.

Mientras tanto en Zapiga el 15 de diciembre se realizó un importante meeting, al cual asistieron los representantes de varias Oficinas del cantón del Norte. Allí hablo el dirigente Luis Olea. Se acordó pedir al Presidente Pedro Montt " que en vista de la situación calamitosa creada para el trabajador con motivo de la depreciación del cambio, S.E. desliegue todas las energías propias del primer magistrado de Chile... en resguardo y beneficio del pueblo oprimido ". Para dar más comodidad a los operarios del salitre, se les fijó un nuevo lugar para que se cobijaran: la escuela fiscal "Santa María". Allí se les daba el rancho, compuesto de desayuno, almuerzo y comida.

Los trabajadores el 16 de diciembre presentaron sus demandas en un Memorial:

  • Aceptar que mientras se sumpriman las fichas y se emita dinero sencillo cada Oficina representada y suscrita por su Gerente respectivo reciba las de otra Oficina y de ella misma a la par, pagando una multa de $ 50.000, siempre que se niegue a recibir las fichas a la par.
  • Pago de los jornales a razón de un cambio fijo de 18 peniques.
  • Libertad de comercio en la Oficina en forma amplia y absoluta.
  • Cierre general con reja de fierro de todos los cachuchos y chulladores de las Oficinas Salitreras, so pena de pagar de 5 a 10.000 pesos de indemnización a cada obrero que se malogre a consecuencia de no haberse cumplido esta obligación.
  • En cada oficina habrá una balanza y una vara al lado afuera de la pulpería y tienda para confrontar pesos y medidas.
  • Conceder local gratuito para fundar escuelas nocturnas para obreros, siempre que algunos de ellos lo pida con tal objeto.
  • Que el Administrador no pueda hacer arrojar a la rampla el caliche decomisado y aprovecharlo después en los cachuchos.
  • Que el Administrador ni ningún empleado de la Oficina pueda despedir a los obreros que han tomado parte en el presente movimiento, ni a los jefes, sin un desahucio de 2 a 3 meses, o una indemnización en cambio de 300 a 500 pesos.
  • Que en el futuro sea obligatorio para obreros y patrones un desahucio de 15 días cuando se ponga término al contrato. Este acuerdo una vez aceptado se reducirá a escritura pública y será firmado por los patrones y por los representantes que designen los obreros.

Los patrones se comprometieron a dar pronto respuesta. Estos se hallaban frente a un movimiento que cada vez tomaba más impulso en la pampa. Esta huelga era la culminación del malestar de los trabajadores por los abusos que se cometían desde hace tantos años en la pampa. El 16 de diciembre, como adhesión al movimiento de los pampinos, pararon sus actividades varios sectores obreros de la ciudad, la cual quedo paralizada. Patrullas militares circulaban por las calles en prevención de desórdenes. La extensión del movimiento en el mismo Iquique produjo gran inquietud en el Cuerpo Consular, cuyo decano era el cónsul británico. Ese mismo día dirigió una nota al Intendente comunicandole el ofrecimiento de su " contingente para conservar el orden público " y enseguida le preguntaba si contaba con los elementos para resguardar la vida y propiedad de los extranjeros. Guzmán García el mismo día 16 le contestó que contaba con los elementos necesarios para dicho fin y para tranquilizarlo le informaba la llegada de refuerzos militares que había solicitado para afrontar cualquier emergencia. El 17 de diciembre el cónsul británico protestaba en nota al Intendente por un incidente provocado por los huelguistas en el cantón de Lagunas, que afectaba propiedad británica. Le insistía en ella si deseaba ahora modificar de alguna manera las garantías que tuvo a bien darle al cuerpo consular, que había fuerza suficiente a su disposición para garantizar la vida y propiedad de los extranjeros en la provincia. El mandatario provincial ese día contestó que castigaría con toda energía cualquier acto subversivo o atentado contra las personas y propiedades que hagan los huelguistas; y le anunciaba el arribo del Regimiento "Rancagua", por eso le daba seguridad de garantizar vida y propiedad de nacionales y extranjeros.

Justamente el 17 llegó desde Arica el crucero "Blanco Encalada" conduciendo una fuerza del Regimiento "Rancagua". Al día siguiente echaban anclas en la bahía el crucero "Esmeralda" que traía tropas del Regimiento de Artillería de Costa, de Valparaiso. Los trabajadores del salitre mantenían gran disciplina y no causaban ningún desorden. "El Tarapacá", en su edición del 18 destacó:"... la actitud de absoluto orden adoptada por los huelguistas... Agregaba: "Sus manifestaciones se han reducido a meetings, desfiles y discursos dentro del terreno de la moderación." Sobre la situación en la pampa informaba: "en las numerosas oficinas que permanecen paralizadas el orden se mantiene inalterable". Proseguían llegando a la ciudad nuevas columnas de obreros de las salitreras. La presencia pampina iba en aumento.

El Ministro del Interior, Rafael 2º Sotomayor, antiguo vecino de Iquique, y conocido abogado defensor de los intereses salitreros de Matías Granja, autorizaba al Intendente para aumentar la policía y en caso necesario, armar al Cuerpo de Bomberos para ayudar a la seguridad de la ciudad. En Santiago, el encargado de negocios de Gran Bretaña, el 18 manifestó al subsecretario de Relaciones Exteriores que el gobierno de Su Majestad estaba preocupado por el giro que estaban tomando estos acontecimientos. El cónsul en Iquique había informado al encargado de negocios que las autoridades locales no podían o no querían tomar medidas convenientes para imponer el orden y le solicitaba que pidiera al gobierno de Chile la necesidad de tomar inmediatas medidas para remediar la situación. El diplomático luego se entrevistó con el Ministro Sotomayor, a quien le solicitó las últimas noticias para darlas a conocer a su gobierno. El Ministro le dió cuenta del envío de tropas y buques de guerra para reforzar a la guarnición de Iquique. El 19 de diciembre llegaron el Intendente Eastman y el general Roberto Silva Renard en el crucero "Zenteno", en la cual venía el Regimiento "O'higgins" para reforzar a la guarnición local. Eastman expresó al pueblo desde la Intendencia: " Vengo de la capital y traigo la palabra y los deseos del Excmo. Presidente de la República, que son los de solucionar estas dificultades en la forma más favorable para vosotros, consultando con equidad los intereses de los industriales salitreros ". Agregó: " Mi viaje obedece a este propósito, de volveros a ver de nuevo en vuestras faenas, contentos y tranquilos." A la llegada de Eastman a Iquique, los huelguistas estaban agrupados en un Comite central Unido, como resultado de la fusión del Directorio de los Obreros iquiqueños en huelga con el comite de los pampinos, lo que vino a reforzar el movimiento ante la autoridad. Su presidente era José Briggs; Luís Olea se desempeñaba como vicepresidente. Los obreros miraron con recelo el arribo del general Silva Renard, señaló el diario "El Comercio", de Lima, en su edición el 22 de diciembre.

El Intendente se abocó a la delicada tarea de reunirse en forma separada con ambas partes para procurar que se llegase a un arreglo del conflicto. Escucho las demandas de los huelguistas. Luego conversó con los salitreros, quienes expresaron su buena disposición para estudiar y resolver detenidamente la petición de los trabajadores, pero que le era imposible discutirla bajo la presión de la gran masa de huelguistas reunidas en la ciudad, y que bajo estas circunstancias aceptar total o parcialmente su petición " perderían el prestigio moral, el sentimiento de respeto, que es la única fuerza del patrón respecto del obrero ". La situación de la huelga preocupó a "El Mercurio", de Santiago. El 20 de diciembre comentó sobre " La Huelga del Norte ":" A pesar del carácter pacífico de este movimiento, y de la conducta mesurada de los huelguistas, los antecedentes expuestos nos inducen a mirar lo que ocurre en Iquique como hechos de excepcional gravedad . La lección puede, no obstante, ser oportuna para que se le prevenga su repetición, antes de que las raices de esta escabrosa cuestión social sean más profundas, o que se repitan con caracteres de otro orden de acontecimientos tan perturbadores de la industria y tan perjudiciales para la existencia de los gremios de trabajadores." El 20 la actividad comercial e industrial continuó paralizada. " La misma actitud tranquila de los días anteriores asumieron ayer los numerosos trabajadores pampinos que se encuentran en este puerto ", comentaba el "Tarapacá", en su edición del 21 de diciembre. A la ciudad arribaron nuevos contingentes de trabajadores de las salitreras. De Caleta Buena llegó un vaporcito remolcando 2 lanchas repletas de obreros.

Ese día Eastman continuó las gestiones para solucionar la huelga. El Intendente hizo saber al comité de los trabajadores que los patrones estaban dispuestos a negociar con la condición que los pampinos volviesen a sus respectivas Oficinas, dejando en la ciudad una comisión para dicho fin. El Comité contestó que era muy difícil aceptar esa exigencia, por lo que propuso para que fructificara esa exigencia patronal, se aumentaran los jornales en un 60% durante un mes, tiempo estimado para que ambas partes arribaran a un arreglo final. En la tarde del 20 corrió el inquietante rumor de una balacera ocurrida en Buenaventura. Una patrulla militar disparó sobre una columna obrera para impedir que se dirigiera a la ciudad. Algunos pampinos resultaron muertos y otros heridos. De esta manera se daba cumplimiento a una orden de Sotomayor al Intendente Guzmán García que decía:" Proceda como en Estado de Sitio cese inmediato oficinas interior prohibición gente ir Iquique ". (cablegrama, Santiago 16 de Diciembre )